A raíz de controversias en la prensa sobre proyectos de gran notoriedad como el ubicado en la “Curva de Holguín”, en La Paz es importante comprender algunos elementos básicos de la planificación de ciudades.
El ciudadano común a veces se ve guiado por textos en los que se “demoniza” al inversionista privado como un abusivo atropellador de los intereses de la ciudad y el bien común.
Los atropellos ocurren, pero son responsabilidades compartidas.
El ciudadano común a veces se ve guiado por textos en los que se “demoniza” al inversionista privado como un abusivo atropellador de los intereses de la ciudad y el bien común.
Los atropellos ocurren, pero son responsabilidades compartidas.
Las ciudades son un fundamentalmente un hecho económico que tiene una expresión territorial y física.
La planificación de las ciudades es una actividad multidisciplinaria preferentemente liderada por un Urbanista o un Arquitecto, quienes tienen formaciones profesionales que les permiten conceptualizar los hechos (abstractos) económicos, sociales y otros en una VISIÓN TERRITORIAL Y FÍSICA y conducen equipos conformados por especialistas en áreas específicas como las ingenierías, estadísticas, sociología, generación de datos demográficos, etc.
La planificación de ciudades se expresa en la dimensión física de la misma manera que la arquitectura, esta transforma la realidad y se hace tangible, pero ya en el pasado Siglo XX se ha liberado de los llamados “estilos” porque es una actividad muy dinámica que recurre constantemente a profesionales y recursos para resolver situaciones particulares, no es recomendable establecer mismas recetas de planificación para diferentes escenarios urbanos ya que cada lugar implica condiciones diferentes.
Se habla de que cada situación, ciudad, lugar, requiere de una planificación específica para sus condiciones.
Yo no estoy de acuerdo con esa “demonización” del inversionista privado, ya que como principio general yo apoyo, y ESTOY A FAVOR de que sea el inversionista privado el MOTOR del desarrollo de las ciudades.
Es importante comprender que los protagonistas en el desarrollo urbano son 3 actores:
Los PPU interactúan y contribuyen en las IP y en las EPR, son fundamentales en ambos casos.
Es entre estos 3 actores principales que se realizan la mayoría de las acciones y decisiones que llevan a la ejecución de políticas y proyectos (físicos, económicos, sociales, etc.) que luego definen territorialmente a las ciudades.
El principal problema que tienen las ciudades bolivianas es LA DEBILIDAD de sus instituciones de regulación - EPR. Ya que no tienen los recursos de gestión ni técnicos para controlar, planificar y fiscalizar el gran problema que son las ciudades bolivianas con el crecimiento actual.
Un ejemplo pequeño es la Unidad de fiscalización de la Sub alcaldía SUR de La Paz, cuenta con aproximadamente 20 funcionarios para controlar el 45% de la superficie de la ciudad con una población aproximada de 300 MIL habitantes. Es una desproporción evidente. Sin mencionar sus deficiencias en equipamiento técnico, recursos de movilidad, etc. Esa desproporción se manifiesta en avasallamientos y abusos a la Ciudad de todo tipo que son prácticamente imposibles de controlar y que luego tienen consecuencias de mucha gravedad. (ocurre lo mismo en la mayoría de las reparticiones municipales).
Las alcaldías en las ciudades principales HAN SIDO SUPERADAS, no tienen la capacidad de gestión y fiscalización necesarias para enfrentar el reto de controlar la vorágine de inversión privada (formal e informal) que tienen encima.
El crecimiento urbano en Bolivia viene con un ritmo sostenido desde hace una década. Los 2 principales componentes del crecimiento urbano en una ciudad como Santa Cruz de la Sierra –el crecimiento económico y el de población – superan el 5% y proyectan 3,300,000 Hab. Respectivamente según cifras oficiales para el año 2020. (3.9% y 2,800,000 Hab. Para La Paz – El Alto) respectivamente.
La planificación de las ciudades es una actividad multidisciplinaria preferentemente liderada por un Urbanista o un Arquitecto, quienes tienen formaciones profesionales que les permiten conceptualizar los hechos (abstractos) económicos, sociales y otros en una VISIÓN TERRITORIAL Y FÍSICA y conducen equipos conformados por especialistas en áreas específicas como las ingenierías, estadísticas, sociología, generación de datos demográficos, etc.
La planificación de ciudades se expresa en la dimensión física de la misma manera que la arquitectura, esta transforma la realidad y se hace tangible, pero ya en el pasado Siglo XX se ha liberado de los llamados “estilos” porque es una actividad muy dinámica que recurre constantemente a profesionales y recursos para resolver situaciones particulares, no es recomendable establecer mismas recetas de planificación para diferentes escenarios urbanos ya que cada lugar implica condiciones diferentes.
Se habla de que cada situación, ciudad, lugar, requiere de una planificación específica para sus condiciones.
Yo no estoy de acuerdo con esa “demonización” del inversionista privado, ya que como principio general yo apoyo, y ESTOY A FAVOR de que sea el inversionista privado el MOTOR del desarrollo de las ciudades.
Es importante comprender que los protagonistas en el desarrollo urbano son 3 actores:
- El inversionista privado - IP - (Individuos, Empresas, instituciones financieras, etc.)
- La entidad pública de regulación - EPR - (Alcaldía, Gobernación, Gobierno Central, etc.)
- Profesionales de la planificación urbana – PPU - (Arquitectos, Urbanistas, Ingenieros, etc.)
- Los ciudadanos.
Los PPU interactúan y contribuyen en las IP y en las EPR, son fundamentales en ambos casos.
Es entre estos 3 actores principales que se realizan la mayoría de las acciones y decisiones que llevan a la ejecución de políticas y proyectos (físicos, económicos, sociales, etc.) que luego definen territorialmente a las ciudades.
El principal problema que tienen las ciudades bolivianas es LA DEBILIDAD de sus instituciones de regulación - EPR. Ya que no tienen los recursos de gestión ni técnicos para controlar, planificar y fiscalizar el gran problema que son las ciudades bolivianas con el crecimiento actual.
Un ejemplo pequeño es la Unidad de fiscalización de la Sub alcaldía SUR de La Paz, cuenta con aproximadamente 20 funcionarios para controlar el 45% de la superficie de la ciudad con una población aproximada de 300 MIL habitantes. Es una desproporción evidente. Sin mencionar sus deficiencias en equipamiento técnico, recursos de movilidad, etc. Esa desproporción se manifiesta en avasallamientos y abusos a la Ciudad de todo tipo que son prácticamente imposibles de controlar y que luego tienen consecuencias de mucha gravedad. (ocurre lo mismo en la mayoría de las reparticiones municipales).
Las alcaldías en las ciudades principales HAN SIDO SUPERADAS, no tienen la capacidad de gestión y fiscalización necesarias para enfrentar el reto de controlar la vorágine de inversión privada (formal e informal) que tienen encima.
El crecimiento urbano en Bolivia viene con un ritmo sostenido desde hace una década. Los 2 principales componentes del crecimiento urbano en una ciudad como Santa Cruz de la Sierra –el crecimiento económico y el de población – superan el 5% y proyectan 3,300,000 Hab. Respectivamente según cifras oficiales para el año 2020. (3.9% y 2,800,000 Hab. Para La Paz – El Alto) respectivamente.
El Estado HA FALLADO por más de una década en acompañar un crecimiento económico acelerado con un fortalecimiento de instituciones y entidades de regulación, por el contrario, debido a una desmedida atención a temas más políticos que técnicos, las instituciones se han debilitado, hasta un punto de convertirse en entidades incompetentes.
No solo hay que controlar y regular al privado, hay que hacerlo también con el Estado.
Los Colegios Secundarios y las Universidades como entidades responsables de la formación de personas y profesionales dedicados a la planificación y gestión de ciudades NO CUMPLEN con sus obligaciones y orientan sus carreras y egresados a engrosar las filas de un aparato supuestamente “productivo” pero que en realidad es un aparato consumidor de servicios e infraestructura y profesionales orientados a los negocios privados.
No existe una correcta proporción en la formación de personas y profesionales con conocimientos de planificación de ciudades.
Quizás en las universidades públicas que siguen manteniendo el mayor nivel de formación profesional se puede exigir e implementar un cambio e implementación de programas de post-grado que tenga un impacto sobre el déficit de formación.
Es menos probable que ese cambio sea posible en las universidades privadas que funcionan más como un negocio de producción en serie de títulos académicos con muy baja exigencia, según demandan corrientes de mercado en el sector privado.
Las alcaldías NO CUENTAN con los profesionales idóneos en suficiente número para enfrentar el tan difícil reto de planificar y controlar a la inversión privada (y publica) en crecimiento vertiginoso.
El empresario privado queda libre de imponer sus intereses sobre los intereses comunes, no existe quien le controle y tampoco existen los profesionales con formaciones adecuadas en las empresas privadas que por lo menos guíen a estas hacia un desarrollo privado con ética.
Sin embargo, queda claro que las empresas privadas siguen su naturaleza y cumplen su rol, las Alcaldías no lo hacen, y los profesionales tampoco.
La falla esta no está en el inversionista privado, la falla esta en quienes no tienen la capacidad de regular ni producir conocimientos a la altura del desarrollo que se viene encima.
La responsabilidad en las ciudades la compartimos muchos.
Pero como todos somos el 4to actor también aparte de nuestros derechos tenemos todos la OBLIGACIÓN de educarnos, informarnos y participar de la toma de decisiones sobre la planificación y los proyectos en nuestra comunidad, barrio, y ciudad, no podemos desentendernos de lo que ocurre más allá de nuestras puertas y luego quejarnos.
El proyecto de la “curva de Holguín” bienvenido, mientras cumpla:
PRIMERO: Las condiciones de legalidad básicas de sus títulos de propiedad y la propiedad pública. Debe ser un proyecto –como todos- TRANSPARENTE.
SEGUNDO: Las MAS ESTRICTAS normas de implementación de un proyecto privado en cuando a superficie edificada EN PROPORCIÓN a su sitio de implantación, como todos los otros proyectos de la ciudad.
TERCERO: Se planifique en paralelo con la Alcaldía y la ciudadanía EL IMPACTO sobre las condiciones de su entorno: tránsito vehicular, flujos peatonales, consideraciones ambientales, sostenibilidad económica del sector, transporte público, aporte estético a la ciudad, etc.
Si la ciudad no tiene la capacidad de planificar y controlar un proyecto de ese tamaño, este no se debe hacer hasta que se den las condiciones para recibirlo.
No solo hay que controlar y regular al privado, hay que hacerlo también con el Estado.
Los Colegios Secundarios y las Universidades como entidades responsables de la formación de personas y profesionales dedicados a la planificación y gestión de ciudades NO CUMPLEN con sus obligaciones y orientan sus carreras y egresados a engrosar las filas de un aparato supuestamente “productivo” pero que en realidad es un aparato consumidor de servicios e infraestructura y profesionales orientados a los negocios privados.
No existe una correcta proporción en la formación de personas y profesionales con conocimientos de planificación de ciudades.
Quizás en las universidades públicas que siguen manteniendo el mayor nivel de formación profesional se puede exigir e implementar un cambio e implementación de programas de post-grado que tenga un impacto sobre el déficit de formación.
Es menos probable que ese cambio sea posible en las universidades privadas que funcionan más como un negocio de producción en serie de títulos académicos con muy baja exigencia, según demandan corrientes de mercado en el sector privado.
Las alcaldías NO CUENTAN con los profesionales idóneos en suficiente número para enfrentar el tan difícil reto de planificar y controlar a la inversión privada (y publica) en crecimiento vertiginoso.
El empresario privado queda libre de imponer sus intereses sobre los intereses comunes, no existe quien le controle y tampoco existen los profesionales con formaciones adecuadas en las empresas privadas que por lo menos guíen a estas hacia un desarrollo privado con ética.
Sin embargo, queda claro que las empresas privadas siguen su naturaleza y cumplen su rol, las Alcaldías no lo hacen, y los profesionales tampoco.
La falla esta no está en el inversionista privado, la falla esta en quienes no tienen la capacidad de regular ni producir conocimientos a la altura del desarrollo que se viene encima.
La responsabilidad en las ciudades la compartimos muchos.
Pero como todos somos el 4to actor también aparte de nuestros derechos tenemos todos la OBLIGACIÓN de educarnos, informarnos y participar de la toma de decisiones sobre la planificación y los proyectos en nuestra comunidad, barrio, y ciudad, no podemos desentendernos de lo que ocurre más allá de nuestras puertas y luego quejarnos.
El proyecto de la “curva de Holguín” bienvenido, mientras cumpla:
PRIMERO: Las condiciones de legalidad básicas de sus títulos de propiedad y la propiedad pública. Debe ser un proyecto –como todos- TRANSPARENTE.
SEGUNDO: Las MAS ESTRICTAS normas de implementación de un proyecto privado en cuando a superficie edificada EN PROPORCIÓN a su sitio de implantación, como todos los otros proyectos de la ciudad.
TERCERO: Se planifique en paralelo con la Alcaldía y la ciudadanía EL IMPACTO sobre las condiciones de su entorno: tránsito vehicular, flujos peatonales, consideraciones ambientales, sostenibilidad económica del sector, transporte público, aporte estético a la ciudad, etc.
Si la ciudad no tiene la capacidad de planificar y controlar un proyecto de ese tamaño, este no se debe hacer hasta que se den las condiciones para recibirlo.
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Sobre el autor:
Mauricio Arduz, Arquitecto titulado en La Paz, con Diplomados en Diseño Urbano en Tokyo y Estocolmo.
Sobre el autor:
Mauricio Arduz, Arquitecto titulado en La Paz, con Diplomados en Diseño Urbano en Tokyo y Estocolmo.