Ensayo en ocasión de la apertura del "Centro Cultural" en la ex-Estación Central de Trenes de La Paz
“En todo caso, el arte es ... sobre la moral, sobre nuestra creencia en la humanidad. Sin eso, simplemente no hay arte.” Ai Wei Wei (1)
En algún momento los artistas contemporáneos fueron una referencia de intelectualidad e integridad, lo que conducía inequívocamente hacia la producción de pensamiento, obra y actos consecuentes, también de resistencia hacia el estatus-quo, el cuestionamiento a los sistemas opresores, en contra de la corrupción en los gobiernos, denunciando la mediocridad en los medios y el conformismo en la sociedad. Las personas reconocían a los artistas como luchadores. Ese era el artista de la modernidad, del pre-libre mercado.
Los tiempos han cambiado tanto que esos mismos sistemas hoy con otra máscara y armados de la más deplorable demagogia se meten el arte contemporáneo al bolsillo, con una facilidad sorprendente muchos artistas son hipnotizados con falsas "ideologías", con discursos de “descolonización” - cual conquistador con espejos – les "promueven" aprovechando la patética necesidad del autor de verse iluminado en la palestra, ilusionados por mostrar su producción, se prestan a actos proselitistas vulgares y evidentemente manipuladores, felices y encandilados los ART-PRODUCERS se han casado con la campaña.
La post-modernidad y el "omnipresente capitalismo de libre mercado que domina e impera saludable desde que Thatcher y Reagan así lo decidieran a finales de los 80 han anulado por completo al artista cuestionador" Rem Koolhaas (2). Aquel Artista que mira(ba) todo con ojo crítico sobre todo a los gobernantes (de cualquier tendencia política), es parte de la minoría, hoy demasiados artistas contemporáneos son cómodos funcionarios, o peor, funcionales corderos o “consultores”, ya no incomodan al poder.
Los tiempos han cambiado tanto que esos mismos sistemas hoy con otra máscara y armados de la más deplorable demagogia se meten el arte contemporáneo al bolsillo, con una facilidad sorprendente muchos artistas son hipnotizados con falsas "ideologías", con discursos de “descolonización” - cual conquistador con espejos – les "promueven" aprovechando la patética necesidad del autor de verse iluminado en la palestra, ilusionados por mostrar su producción, se prestan a actos proselitistas vulgares y evidentemente manipuladores, felices y encandilados los ART-PRODUCERS se han casado con la campaña.
La post-modernidad y el "omnipresente capitalismo de libre mercado que domina e impera saludable desde que Thatcher y Reagan así lo decidieran a finales de los 80 han anulado por completo al artista cuestionador" Rem Koolhaas (2). Aquel Artista que mira(ba) todo con ojo crítico sobre todo a los gobernantes (de cualquier tendencia política), es parte de la minoría, hoy demasiados artistas contemporáneos son cómodos funcionarios, o peor, funcionales corderos o “consultores”, ya no incomodan al poder.
En pleno Siglo 21 demasiados artistas contemporáneos participan de inauguraciones para sonreír a gobernantes extremadamente racistas, promotores de división y odio, mientras están a su lado todo bien, están IN. ¿Cuándo se había visto a artistas alineados (sin vergüenza) con organizaciones políticas acusadas de promover negocios multinacionales con la deforestación de áreas protegidas? Simultáneamente usando prendas de Upcycled-Jeans para salir bien #TRENDY en el selfie de @Instagram, y así sentirse bien consigo mismos y pretender que de esa manera contribuyen a la sostenibilidad medioambiental.
Mientras en el mundo aún existen personas como Ai Wei Wei, que incansable y contra el poderío comunista denuncia los abusos de regímenes totalitarios en varias partes del planeta, denuncia las restricciones a la libertad de expresión, y la manipulación de medios de comunicación masivos; Por otra parte, el submundo del arte Boliviano, casi siempre cerrado y contemplando su cuzco, vuela a la altura de un bajo doble discurso que abusa violentamente de los pueblos indígenas para imponer su desmedido poder; atenta con la destrucción de las instituciones, la independencia de los poderes del Estado, y de la tan costosa y subestimada libertad de expresión. Demasiados artistas se han vendido, y se han traicionado, ¿a qué precio?
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Mientras en el mundo aún existen personas como Ai Wei Wei, que incansable y contra el poderío comunista denuncia los abusos de regímenes totalitarios en varias partes del planeta, denuncia las restricciones a la libertad de expresión, y la manipulación de medios de comunicación masivos; Por otra parte, el submundo del arte Boliviano, casi siempre cerrado y contemplando su cuzco, vuela a la altura de un bajo doble discurso que abusa violentamente de los pueblos indígenas para imponer su desmedido poder; atenta con la destrucción de las instituciones, la independencia de los poderes del Estado, y de la tan costosa y subestimada libertad de expresión. Demasiados artistas se han vendido, y se han traicionado, ¿a qué precio?
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Los tiempos que corren servirán para aprender que el capitalismo no tiene piedad, muta, se disfraza de rojo sin ninguna vergüenza y muestra que hoy todo se vende barato y sin dignidad, hasta lo cultural.
La historia catalogará esta época como la del arte producido para llenar espacios “culturales” EXPRESS, un arte confortable, dominado por la estética de lo placentero y meticulosamente diseñado en ambientes flamantes donde resuena el eco de lo vacío.
Como sucede en casi todas las profesiones creativas, los artistas contemporáneos se ven en una posición en la cual quizás por miedo o por necesidad, han sustituido los retos por las comodidades. El arte contemporáneo ya no es un viaje de aventura, es bonito, fotogénico y complaciente.
Muchos de los que producen Arte contemporáneo ya no producen nada peligroso, no corren ningún riesgo, se han rendido a la seguridad de la vida urbana protegida y producen obra inofensiva y súper NICE. Lo peor es que ya no confronta al poder, va de la mano, cómplice (desentendido).
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La historia catalogará esta época como la del arte producido para llenar espacios “culturales” EXPRESS, un arte confortable, dominado por la estética de lo placentero y meticulosamente diseñado en ambientes flamantes donde resuena el eco de lo vacío.
Como sucede en casi todas las profesiones creativas, los artistas contemporáneos se ven en una posición en la cual quizás por miedo o por necesidad, han sustituido los retos por las comodidades. El arte contemporáneo ya no es un viaje de aventura, es bonito, fotogénico y complaciente.
Muchos de los que producen Arte contemporáneo ya no producen nada peligroso, no corren ningún riesgo, se han rendido a la seguridad de la vida urbana protegida y producen obra inofensiva y súper NICE. Lo peor es que ya no confronta al poder, va de la mano, cómplice (desentendido).
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La arquitectura de los espacios culturales legítimos suele contener a la esencia del pensamiento artístico que sobre todas las cosas demuestra la libertad de representar las ideas, los desacuerdos, las denuncias y las innovaciones, suelen ser instituciones conformadas por la diversidad de puntos de vista de las generaciones que atravesaron orígenes, colonias y luchas de liberación sin negarse unos a otros.
Esos espacios han sido borrados a conveniencia según sean calificados como "colonizadores", hoy en día re-planteados con la velocidad que permite el yeso-cartón, ubicados como sedes de campaña donde resulte más visible, no importa si es en un contradictorio pero conveniente estilo Neo-Neo-Republicano-Revival-Nostalgic para exhibir de manera muy controlada todo lo que sea políticamente correcto y suene oportuno y permisible para promover los intereses de turno.
El espacio que era conformado por los arquitectos para los artistas, ahora es configurado por una tragicómica lucha entre jefes de campaña y publicistas políticos que dirigen a los "curadores" y dimensionan todo en unidades de rédito electoral, son otras proporciones.
Bienvenidos a la era del FAKE-SPACE!
"#Curators_are_decorators" (4)
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(1) - Ai Weiwei, 2018
(2) - Rem Koolhaas, 2017
(3) - Richard Serra, 2016
(4) - M. Schneider - (ironic) Instagram handle
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Mauricio Arduz nacido y graduado en La Paz, Bolivia.
Es Arquitecto profesional y Flâneur - observateur - ensayista aficionado.